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Viajar, conocer y disfrutar

Por: Daniel García

Siendo las 3:30 am del miércoles 25 de abril se llevó a cabo la práctica de los estudiantes de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad de Ibagué. Un viaje sin novedad alguna, con película abordo y buen ambiente en la buseta que viajábamos. Un muy buen conductor “patabrava” eso sí, pero que manejaba muy bien Juan Carlos, un caldense muy humilde y charlador. El objetivo, conocer las instalaciones del diario más antiguo del país El Espectador y el Congreso de la República.  

En lo personal mis mayores expectativas giraban en torno a conocer el diario, puesto que es un referente de periodismo nacional e internacional. Por esto, tenía muchas ganas de conocerlo. También el saber con qué famoso nos cruzaremos era otra intriga, puesto que las instalaciones del canal Caracol y El Espectador están conjuntas y solo las separa un edificio.

A puro Waze fue que llegamos luego del agite que viven a diario los bogotanos, congestión, trancones y demás cosas. Entrando a Bogotá eran algo más de las 7:00 am, sin duda un horario difícil al ser hora pico y en la capital, pero por fortuna terminó siendo relativamente suave el tráfico. Esperaba llegar y encontrar un aviso que diera luz verde sobre la llegada, pero no lo hay es una entrada algo modesta con un estricto esquema de seguridad.

A las 8:00 am estábamos fuera de las instalaciones, pero la entrada estaba pactada para las 9:30 am. Para quemar tiempo fuimos a una tienda a tomarnos un café, aunque tenía una música popular que estaba para tomar de todo menos café. Y así fue que hicimos la espera más amena…

Llegó el momento de ir al medio, caminamos unos diez minutos por un lindo sector que rodea a El Espectador. Al acercarnos cámaras por todos lados, y no es para menos al estar uno de los principales medios de televisión y escritos del país. Sin contar las revistas y emisoras que también hay allí. Y por fin entramos, luego de esperar al periodista encargado de la práctica dentro del lugar y muchos llamados de atención del vigilante por hacernos en la entrada e incomodar a los demás visitantes.

Por fin entramos, y el periodista cuyo nombre no recuerdo pues fui uno de los últimos en entrar y me perdí su presentación (aunque creo que no lo hizo), según mis compañeros. Empezamos el recorrido y con la única restricción de no tomar fotos al logo del canal Caracol. De resto teníamos libertad absoluta de fotografiar todo lo que quisiéramos.

Entramos al edificio donde se encuentran las instalaciones del espectador. Una amable recepcionista que saludó amablemente, aunque ver una antigua máquina que imprimió seguramente los primeros diarios nos recibía. Una reliquia absoluta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un ascensor grandísimo, donde cabían más de 20 personas con una meta llegar al sexto piso donde se encontraba toda la redacción de El Espectador. De entrada un vidrio transparente con el aviso de El Espectador. Un lugar donde se sentía un buen ambiente, también las lindas instalaciones que tiene demuestran la calidad de medio y lugar a la que estábamos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De entrada periodistas redactando en sus computadores. Y en el centro del piso, estaban Fidel Cano y todo su equipo en consejo de redacción. Más de 12 personas hacían parte de la mesa. Cada periodista encargado de su sección, hablaba de la nota que tenía lista para salir al siguiente día, también daban posibles ideas de temas a tratar con el fin de dejar listo el diario. Un ambiente tenso se siente el estar en presentes en un consejo de redacción, que para mí fue el primer que tengo la oportunidad de ver.

 

Terminado el consejo, nuestro periodista guía accedió y nos invitó a conversar un poco con Fidel Cano. Muy amablemente nos dio la un cordial saludo y la bienvenida a su lugar de trabajo. Un hombre muy sensato, sincero y coherente, cada pregunta hecha por nosotros la respondía, en un tono bajo pero con una tranquilidad y seguridad que su discurso convencía y lograba responder lo preguntado.

 

 

 

 

Luego de hablar con el director, pasamos a hablar con Noelia Leal, la encargada de las redes sociales quien contó su experiencia como periodista en el medio, resaltó lo bueno del medio y contó infidencias del medio. Lo único que no me cuadraba de ella, era su particular vestimenta de Independiente Santa Fe con camiseta y chaqueta (camiseta que para un hincha del Deportes Tolima no es muy querida)

Sin duda alguna, todos nos llevamos una gran sorpresa y fue conocer a María Paulina Baena más conocida como “La Pulla”. Esa mujer de carácter fuerte que ha sobresalido con vídeos de opinión política criticando y pullando a muchos políticos importantes del país.

Aunque en un principio María Paulina no podía conversar con nosotros, pero se tomó una foto con nosotros. Una mujer muy sencilla, totalmente diferente a como sale en sus vídeos.

 

 

 

Mientras conversamos con el director de fotografía acerca de su labor importante para el diario, pues es el encargado de decidir cuál es la imagen que irá en primera plana en el periódico día a día.  Llegó el periodista guía a decirnos que Paulina había regresado y podría conversar con nosotros lo que recibimos muy bien. Pero nuestro amigo con mucho recelo y molesto salió de la sala para darle paso a “La Pulla”.

La curiosidad que nos contó, es que nació en Ibagué pero vivió sus primeros meses de vida y se fue a vivir a Bogotá. Lo que nos dejó feliz al ver una ibaguereña siendo importante en tan importante medio de comunicación. La preguntas no podrían ser otras, sobre cómo nació la idea de hacer los vídeos con tema político principalmente; saber quién está detrás ayudando a realizar los videos, libretos y edición.

 

 

 

 

 

Un equipo de cinco personas trabajan con el fin de sacar todos los jueves un video opinión sobre el tema central de la semana. Y en esta ocasión aprovecha el tema de elecciones presidenciales para producir en torno a este tema vital e importante para el país.

Así terminó una gran visita en el diario El Espectador, me quedo con los que nos dijeron Noelia, María Paulina que no ponen restricción a lo que quiera abordar el periodista, y la libertad que tienen para realizar contenidos, siempre y cuando estén justificados, claro está…

 

Salimos con profunda felicidad de ver un poquito como es la vida profesional del periodista en un medio escrito, y con ganas de que alguno pueda llegar a realizar su práctica profesional ahí o en unos años hacer parte del medio.

Visita al Congreso

Seguimos nuestro camino y volvimos donde Juan Carlos, que estaba a unos diez minutos del Espectador y ahora empezar un nuevo camino. Así como llegamos con Waze nos tocó continuar para el Congreso de la República. Un trayecto de algo más de una hora nos esperaba al mediodía con algo de hambre ya, pues eran casi la 1 y no habíamos almorzado. Por todo lado nos olía a comida, y llegando un leve susto con un transmilenio que casi nos estrella, un sustico llegando al centro de la ciudad.

El Waze nos empezaba a acercar y el hambre era cada vez mayor. Luego de andar por el centro, ¡llegamos! y el propósito era solo uno, buscar un buen lugar para almorzar. Una hora para almorzar teníamos, pues a las 2:30 debíamos estar ingresando al congreso.

 

Nos dividimos, cada quien busco lo que quería, yo me quedé con Laura y Sebastián. Buscamos por el sector y optamos por comer pollo en PPC, el cual nos tocó comer de afán y guardar para llevar porque el tiempo no alcanzó.

 

Camino a la plaza de bolívar, luego de haber almorzado a mil. Nos encontramos a Santiago Moure, honestamente en ese momento no tenía ni idea quien era él, pero mi amigo Sebastián literalmente casi se orina al verlo. Accedí por tomarle una foto con él y lo entrevistó. Un tipo buena onda y muy vacilador. Luego de eso, busqué quien era y es un actor, humorista, locutor y presentador muy conocido en la televisión colombiana. Ahí aplico el refrán “todos los días se aprende algo.”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Contando la de La Pulla y Moure, dos sorpresas bastantes interesantes. Venía la mayor. Días antes de la práctica pensábamos en que haríamos si veíamos al expresidente Álvaro Uribe. Y así fue, vimos al hoy senador salir del congreso con un estricto esquema de seguridad, y entendí porque le vale tanto al país cuidarlo. Muy escoltado por obvias razones salió del recinto y muy amablemente saludo a mis compañeras presentes ahí en la entrada del congreso. En mi caso, por fortuna no me lo cruce de frente, y lo vi de lado nada más.

Pese a eso, se ve muy veterano y acabado. Mis compañeras ante el asombro quedaron nerviosas, ya que no esperaban verlo y mucho menos así de frente. Y continuamos ahora sí a conocer el Congreso de la República de Colombia.

 

IMAGEN 8 (URIBE)

 

 

 

 

 

 

La arquitectura del lugar es fantástica. Son muchos los detalles que hay allí para apreciar y analizar. Un ambiente tenso, el 90% de las personas con traje. Los senadores y demás personas muy amables con nosotros, aunque era más bien por mis compañeras a las que saludaban y hasta les hicieron piropos.

Entrar al lugar donde realizan las plenarias tanto de cámara como senado fue muy enriquecedor, un lugar tan perfecto, aseado y bien cuidado. Ojala así fuera el país, pero bueno, eso ya es otra discusión.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un largo recorrido en el nos cansamos de caminar, pues el congreso es grandisimo y conocer este lugar requiere de buen tiempo. Aún así en las dos horas conocimos lo principal e importante. La amabilidad del señor que nos acompañó fue inigualable, muy atento y sobretodo paciente. Un absoluto conocedor de quiénes y cómo se maneja el día a día allí. Una leyenda dentro del congreso que lleva 25 años trabajando, siendo un ejemplo.

El agite previo a una plenaria lo vivimos en carne propia. Conversar con senadores y representantes a la cámara fue interesante. Honestamente cambié mi percepción hacía ese lugar donde realmente se trabaja y mucho.

 

 

Mis agradecimientos a la mentora que planeó y nos llevó a esta importante práctica. La profesora Alexa Bajaire, a quien le he aprendido mucho y tengo un gran aprecio y admiración. También a mis compañeros por la buena vibra durante el viaje. Ha sido una experiencia muy fructífera que recordaré siempre…

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