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Icononzo, una víctima sin voz. Por: Henry Steven Parra


Iglesia ubicada en el parque central de Icononzo en el departamento del Tolima

Foto tomada por: Manuel Camilo Pava

Alrededor de Icononzo existe una de las concentraciones guerrilleras más grandes acogidas al proceso de paz, con más de 300 excombatientes custodiados por la ONU y los entes gubernamentales, acordados en el proceso de paz de la Habana, Cuba. Desde el controversial conflicto entre liberales y conservadores, a mediados de los años cincuenta en Colombia, Icononzo se convirtió no sólo en una de las zonas más populares del país, sino también en una de las más afectadas a nivel económico, cultural, político y psicológico causado por la guerra bipartidista.

En el año 1889 Icononzo fue declarado oficialmente como municipio durante el gobierno de Carlos Holguín Mallarino. Durante cincuenta años el municipio Icononzúno se expandió de 30 km² hasta aproximadamente 124 km² con dirección a la capital del departamento del Tolima. “Todo era diferente, las personas no podían salir en paz porque corrían el riesgo de que las mataran o las desaparecieran, eran tiempos complicados en los que el Gobierno no daba ninguna señal de controlar lo que estaba pasando”, así se expresa Boris Ortiz, en su relato sobre las confrontaciones entre el partido liberal y el partido conservador, que unos años más tarde darían inicio a lo que hoy día se conoce como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, o en sus siglas FARC.

La zona municipal de Icononzo era destacada por su gran aporte caficultor a nivel nacional; sin embargo, aproximadamente en los años setenta cuando las FARC combatían al Gobierno, establececieron un lugar de concentración en el que fueran inmunes a la presencia de las fuerzas militares, lo que como consecuencia disminuyó la producción de café en casi un80%, debido a que la mayoría de caficultores eran asesinados o eran obligados a despojar el lugar en el que todos sus descendientes campesinos habían construido una manera diferente de vivir. “Ahora ha cambiado mucho, la llegada de las ONG con sus proyectos y el proceso de paz han posibilitado una convivencia más sana, por lo menos en lo referido al conflicto armado”. Con un aproximado actual de 232 km², Icononzo se destaca hoy en día por su gran producción de fruta, pues de allí sale aproximadamente el 20% del baby banano, mango, la guanábana y la mora de Castilla vendida en Colombia.

En la vereda La Fila, situada a unos treinta minutos en carro aproximadamente, son acogidos bajo la ley del proceso de paz 302 ex guerrilleros provenientes de los frentes 17, 25, 51 y 53 del departamento del Meta y Magdalena medio, buscando así su primer acercamiento a la adaptación de la vida civil tradicional. “El Gobierno nos ha ayudado con la alimentación y todo, pero hace falta mucho más, no tenemos buenos organismos de salud ni atención médica, y hay varias mujeres embarazadas aquí, lo que hace todo mucho más preocupante”, dicen los habitantes. Según los acuerdos del proceso de paz “la atención y los procesos de alimentación, seguridad y salubridad de las zonas de concentración para ex combatientes de las FARC serán custodiadas y analizadas por los respectivos asistentes de la ONU y el Ejército Militar colombiano”. Generalmente al llegar a la vereda La Fila, se encuentran muchos periodistas, organizaciones e investigadores que pretenden, no solo informar, sino proponer nuevas estrategias que apoyen a quienes aspiran poder volver a la sociedad civil.

En el municipio de Icononzo ya han pasado aproximadamente doce años desde su último ataque, por lo que la población ha logrado –en gran parte- deshacerse de aquel miedo y rencor del cual fueron víctimas durante más de medio siglo. Ello también ayudó a la estadía de los ex guerrilleros en La Fila, pues para ellos, es uno de los primeros lugares que podrán habitar, una vez los dos años excluidos, hayan culminado. Sin embargo, no a muchos de los ex guerrilleros les gusta hablar sobre la guerra ni sus amargas experiencias en la selva colombiana, cada uno de ellos promueve la unión y la motivación por salir adelante, y poder así llegar a cada una de las víctimas que se llevaron los peores recuerdos de una guerra de más de sesenta años.

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