La leyenda urbana de La Taconera es una expresión de la nueva tradición oral. Situada dentro de culturas, como la de la Unibagué, que tienen acceso a la escritura y que su oralidad está mediada por diferentes medios de comunicación.
‘‘… El bloque ocho, segundo piso, ese es el pasillo, salón 821 – 822’’ ‘‘Yo paso por ahí mucho… apagando luces y ventiladores porque esa es la función de nosotros… en ese pasillo… a la 1 de la mañana he sentido pasos de tacón, como si una dama caminara por el pasillo; entonces, acudo a las escaleras para ver si veo a la persona bajar, pero amanece y hasta el momento no he visto ninguno por ahí’’. Relato de un hombre que ha trabajado por más de veinte años en la Universidad de Ibagué, sobre la experiencia que tuvo con La Taconera.
Al igual que la historia anterior, en el alma máter circulan otras narraciones sobre este espectro, que aparecen en las conversaciones de cafetería, pasillo u oficina, desde antiguos integrantes de la comunidad Unibagué a nuevos. Como lo afirma Javier Escobar, estudiante de ingeniería: ‘‘La Taconera fue una historia que me contaron cuando entré a la Universidad, que cuando uno estudiaba aquí por las noches, se escuchaban pasos de una señora en tacones en los bloques de arquitectura’’.
Estos relatos de lo paranormal que oxigenan nuestros días agobiados de estrés, por los estilos de vida que llevamos, debido a que nos traen fantasía, misterio, temor y recuerdos de esas historias de espantos, que nos contaban nuestros abuelos y padres para que nos comportamos bien, según la doctora en antropología social y cultural, Nancy Ramírez Poloche, en su artículo de investigación: La importancia de la tradición oral: El grupo Coyaima - Colombia, se inscriben dentro de la tradición oral como la trasmisión de recuerdos, expresiones de su identidad cultural, por parte de algún integrante de la comunidad sea especializado o no, espontáneamente dentro de la dinámica de una cultura. Aunque, debemos saber que la tradición oral actual no tiene las mismas características que la de hace unos siglos y milenios. El antropólogo Walter Ong, en su libro: Oralidad y escritura, expone los conceptos de oralidad primaria y secundaria, afirmando que la primera hace referencia a las culturas con carencia ‘‘de todo conocimiento de la escritura’’ y la segunda a las culturas que manejan ‘‘la expresión escrita y una nueva oralidad mediada por factores tecnológicos: teléfono, televisión, radio y otros aspectos electrónicos’’.
La comunidad de la Universidad de Ibagué se inscribirá en la segunda, debido a que esta, la mayoría del tiempo tiene una oralidad mediada por aparatos electrónicos, que se traducen en hacer llamadas desde sus respectivos teléfonos celulares o computadores, en enviar notas de voz en las diferentes redes sociales que manejan una mensajería multimedia, en ver distintos productos audiovisuales, como series, películas, documentales, noticieros y demás, desde un televisor o un celular y en escuchar programas radiales desde la forma tradicional o la web.
Por otra parte, como la historia de La Taconera aún no está escrita, este artículo alimentaria algo que las licenciadas en español y literatura, Katherine Taborda Carvajal y Paula Andrea Arcila Jaramillo, en el trabajo de grado: La oralitura: un espacio para pensar con el corazón, definieron como oralitura,‘‘una palabra integradora… que asume que toda escritura nace de un acto de naturaleza oral que no puede desconocer y del cual se alimenta, que la oralidad utiliza… para conservar tradiciones’’.
Otro empleado de la Universidad de Ibagué, que ha trabajado desde hace años allí, en los cuales ha pasado por distintos cargos y en varias ocasiones sintió a esta leyenda urbana, dice que La Taconera aparece entre las dos y tres de la mañana y se manifiesta de forma diferente en cada lugar. Por ejemplo, desde el bloque 1 hasta ingeniería, se escuchan pasos de zapatos con tacón tac tac tac…, que mueven los pupitres, que lo silban a uno; más nunca se ha visto nada. Mientras que en el Centro de Educación Permanente, CEP, se manifiesta como el sonido de un pimpón que lanzan desde el tercer piso hasta el primero por las escaleras pin pin pin…Además, que este espectro se manifiesta por temporadas de enero a abril o de junio a diciembre.
Versiones de otros empleados de la Universidad de Ibagué le atribuyen a La Taconera los lamentos que escuchan, las puertas que se cierran solas, las luces que se apagan solas y los muebles que cambian de posiciones en los salones y oficinas, y cuando les jalan las llaves. Aunque, concuerdan que el origen de esta leyenda urbana es desconocido. Gloria Molano dice que esto sucede generalmente cuando se habla de mito y leyenda, el ser humano tiene la necesidad de satisfacer o de buscar una explicación plausible de algo que aparentemente o en principio no entiende, en otras palabras, humanizamos estos fenómenos.
Y así como esta leyenda urbana de La Taconera se ubica dentro de la comunidad de la Unibagué, en el territorio de la capital tolimense hay leyendas con el mismo nombre y con algunos elementos similares en otras partes del territorio latinoamericano. Molano dice que esto es posible, solo que el personaje es moldeado ‘‘en relación con invocaciones del imaginario cultural, que posee el colectivo; entonces le damos un rostro, le damos un oficio, le damos un lenguaje, una expresión corporal acorde con nuestro patrimonio intangible’’. Y para ejemplarizar lo anterior, basta colocar en Google Leyenda de La Taconera y aparecerán la historia que circula en Coahuila, México, de la silueta y sonidos de pasos con zapatos de tacón de una amante que murió de pena moral a consecuencia de sus actos de amor, que recorre el camino que todas las noches hacía para ver a su amado; la historia que circula en Santa Clara, Cuba, que aparece en la esquina donde quedaba un prostíbulo el cuerpo ensangrentado o se escucha el sonido de los tacones de una prostituta llamada Sara que fue violada y asesinada; y el caso más cercano se encuentra en La Virginia, Risaralda - Colombia, en donde una mujer de unos grandes tacones sale en la noche a espantar a las personas.
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