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Las drogas son diabólicas

Por: María Francisca Rozo

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En una cafetería ubicada en la calle sesenta con carrera sexta, esperé a Erikson David García Pantoja, joven de 25 años de edad, consumidor de drogas. Al llegar se mostró nervioso, lo invité a sentarse, observé que sus manos se aferraban a una varilla de aluminio, donde colgaba una bayetilla. Después de las presentaciones y saludos pertinentes, inicié la conversación con este tolimense de piel trigueña, baja estatura, mirada melancólica con deseos de desahogar su mundo lleno de experiencias equivocadas y confusas.

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¿Qué recuerda de su infancia?

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Dolor y tristeza; mi mamá llevaba una vida desordenada, con muchas personas, me castigaba y su rabia la expresaba con palabras bruscas que me herían. Mi familia vivía en el barrio Las Delicias, me fui cuando tenía 16 años de la casa.

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¿Su mamá lo apoyó para estudiar?

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Ella me apoyó para estudiar en el colegio Luis Carlos Galán de Ibagué, mi ciudad natal. -Suelta una espontánea carcajada y expresa- era flojo para el estudio, pero logré terminar el grado octavo. 

 

¿A qué se dedica?

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Cuido carros frente al restaurante Encanto del Mar y la platica que gano es para la comida, estar aseado y dejo un poco para el vicio. Me gano 40.000 pesos los fines de semana.

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En sus gastos no menciona la vivienda ¿por qué?

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En este momento mi mamá me deja quedar en su casa, debo conseguir para pagarle los servicios, aunque pronto quedaré sin  lugar para dormir, porque  la casa será vendida.

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¿A qué edad se inició en las drogas? 

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A los 14 años con un amigo del barrio empecé a oler tarros de pegante, pasé al bazuco vi que era eso, estuve llevado del vicio, viví en la calle, me fui de la casa y lastimé a mi familia. El bazuco es un demonio que afecta, lo domina a usted, lo controla y le hace daño.


¿Cómo es la relación con su familia?

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Mi familia se preocupa por mí cuando no regreso a casa, puesto que el vicio diabólico me consume,  viví en la calle experimentando inmundicia, ultrajes, hambre y soledad. Aprendí a robar, me llevaron a la cárcel por cinco años, en este lugar me visitaba mi madre.


El joven expresa con rapidez sus vivencias, se muestra incoherente en algunas respuestas, repite con frecuencia que él está bien y con la ayuda de Dios saldrá adelante. 

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¿Qué drogas ha consumido?

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 Pegante, perica, cripi, marihuana y  bazuco el que dejé hace cuatro años; esa droga es terrible, dominante y no mide las consecuencias,  se le lleva la vida, se lo consume, sin darnos cuenta. 

 

¿Qué otra sensaciones le generó el bazuco?

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En medio de las personas me quedaba pensando, las miraba fijamente; ese video es extraño, pude ver el infierno y los demonios. El bazuco es un espíritu maligno, conozco a Dios, porque de niño mi madre me llevaba a la iglesia y un sacerdote me enseñó a conocer los salmos y la escrituras. 

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¿Qué es lo más fuerte que usted ha hecho?

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Robé una moto, una cicla, un celular y por estos delitos me llevaron a la cárcel, donde se vive diferente, cuyo mando viene de otras personas. Allí también me vendían droga y me dediqué a lavar las celdas, así podía fiar en el caspete comida y me sobraba para comprar mi vicio  de perico y cripi,  los guardias y los reclusos la venden.

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¿Ha viajado a otros municipios?

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He viajado en mula para recorrer el Tolima, uno se va de retaque, o sea con los hinchas del Deportes Tolima. He vivido una vida degenerada, aunque estoy feliz, porque en la cárcel dejé el bazuco. Cuando viajo a otro lugar consumo marihuana me tranquiliza y me relaja, si no tengo dinero los parceros me invitan a consumir.      

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¿Ha sido usted violado?

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Guarda silencio. Luego responde: no lo sé, a veces  he estado tan perdido, quedando en mi mente lagunas, es decir, momentos que no recuerdo. Conscientemente, nadie me ha obligado a tener relaciones sexuales. 

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 ¿Por qué decidió venir a trabajar en este lugar?

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Me ha gustado cuidar carros, cuando estaba llevado por el vicio, lo hacía en el Seguro Social. En este momento trabajo por la sesenta, me inspira tranquilidad y seguridad, para evitar problemas, porque me estoy recuperando. También soy ayudante de construcción,  perdí la cédula y por eso no me contratan
 
En este momento ¿cuál es su sueño?

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Es poder organizarme, tener mi familia, un hogar, una casa; estoy seguro que con la ayuda de Dios voy a salir adelante. 

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Este joven reconoce que su consumo de drogas es un error que lo llevó a tocar fondo, aunque no deja de soñar  y prometerse a sí mismo que podrá salir adelante.
       

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