Bienvenido al escenario de la divina comedia musical, donde cada actor danza al compás de la contrariedad. Mientras unos ríen cuando brota de sus labios “vivo en la ciudad musical”, otros sobreviven con el arte que los honra sin importar que sean mirados con desprecio ¿Qué pasa con tu sensatez y coherencia, se los ha llevado el olvido de tu orgullo? Si por tus venas corren tiples, guitarras y tamboras no te avergüences de ello, saluda con un grito de esperanza a tu hermano pijao, porque es más sabio quien antes del acto final toma la mano de su compadre.